lunes, noviembre 19, 2007

Lionel

Lionel busca la tijera en el último cajón del mueble de la cocina, donde mamá guarda sus utensilios de costura. Como no está, sigue buscando ascendentemente, hasta el primero. La tijera tiene rastros de leche pegajosa. 

Una vez recortadas, Lionel las mira orgulloso: cuatro mariposas de papel glasé metalizado rosa. Pega una en cada punta de la lámina del sistema digestivo (no tiene nada que ver, pero quedan lindas).

Antes de dejar la tijera en el último cajón, Lionel la limpia cuidadosamente. Si mamá se entera de que papá abrió el sachet de leche con su tijera de coser, lo mata.

sábado, junio 09, 2007

Inés, Nacho y Nacho

Inés tiene dos ex-novios. Los dos se llaman Nacho, pero son muy distintos. Nacho1 es flacucho; a Inés le gustó su onda para caminar. Nacho2 es alto y morocho; sumó puntos que se llamara Nacho. Empezó a salir con él un mes después de dejar a Nacho1: ya no lo soportaba más. A Nacho2 lo conoció en el gimnasio adonde Inés fue sólo un mes, para bajar los dos kilos que le habían dejado el noviazgo con Nacho1. Hoy, cinco meses después de que él la dejara por Graciela, su terapeuta, Inés está contenta porque tiene una cita: se llama Diego.

martes, abril 10, 2007

Esteban

El baño del shopping está vacío. Esteban se alegra. Elige el mingitorio más bajo; el chorro no tarda en salir. En ocho minutos debe estar en lo de Graciela, su psicóloga. Podría haber ido al tualé del consultorio, pero ella tiene pinta de mugrienta.
Un empleado de limpieza entra al baño. A Esteban se le corta el chorro. Sabiendo que no va a volver a salir, aprieta el botón con el codo. Ninguna palanquita de las que echa jabón funciona. Fastidiado, Esteban sale sacudiéndose las manos. Usaría el secador, pero le quedan seis minutos, y Graciela se enoja cuando llega tarde.

viernes, febrero 16, 2007

Hilda y Dorys

Hilda, escoltada por su incondicional amiga Dorys, se retuerce de placer en ese local de San Clemente. No puede creer que haya encontrado una reposera más barata que la del verano pasado, con lo caro que está todo en la costa este año.

Hilda no está segura de si comprar la reposera blanca con rayas azules o naranjas. "El naranja está de moda, nocierto, Dorys?". Dorys asiente, muda. Los ojos se le llenan de lágrimas. Las pestañas humedas salpican sus gruesas lentes. No soporta la idea de pasar otro verano con Hilda. Ella, como siempre, no se da cuenta de nada.

miércoles, enero 24, 2007

El Sr. y la Sra. Levy

Gus Levy era un buen muchacho. Y también un tipo simpático. Tenía amigos entre los promotores y entrenadores y preparadores y directivos de todo el país. [...] La gente le quería mucho.
En la mansión Levy era donde estaba entre temporada y temporada. Allí no tenía amigos. Por Navidad, el único signo de la estación en la mansión Levy, el único barómetro del espíritu navideño era la aparición de sus hijas, que caían sobre él procedentes de la universidad con exigencias de más dinero acompañadas de amenazas de repudiar su paternidad para siempre si continuaba maltratando a su madre. Por Navidad, la señora Levy siempre redactaba no una lista de regalos sino más bien una lista de las injusticias y brutalidades que había padecido desde agosto. Las chicas recibían esta lista en las medias que dejaban colgadas para los regalos de Navidad. El única regalo que pedía la señora Levy a sus hijas era que atacaran a su padre. A la señora Levy le encantaba la Navidad...

(cientosesentaysiete palabras prestadas de John Kennedy Toole, "La conjura de los necios")

viernes, enero 05, 2007

Abel, Omar, Noemí y Yanina

(Esta historia continúa a esta otra)

Hoy es el cumpleaños de Noemí. Ella no sabe bien cuántos cumple. Abel y Omar, sus nuevos abuelos, creen que seis
Al festejo sólo va Yanina, la hija de Leonardo, el carnicero que pretendía a la mamá de Noemí antes de que la atropellara ese camión.
La torta es un alfajor triple, el de envoltorio amarillo. La velita es azul: Abel no consiguió rosa. Yanina, feita como la madre (que en paz descanse, también), se para toda sonriente junto a Noemí, que mira alrededor sin entender. Que los cumplas feliz, tres deseos, soplido y el alfajor que no lo come nadie.

martes, diciembre 12, 2006

Andrés

Andrés habla con el locutor del programa nocturno de su AM favorita. Busca una mujer simple, buena compañera. Dice que le encanta caminar: así se mantiene en forma (recalca “en forma”). No dice que se masturba día por medio, pensando en ninguna mujer en especial. Cuando el locutor le pregunta su número para que las interesadas lo llamen, la comunicación se corta.

Andrés marca el número nuevamente. Ocupado. Enciende la radio (le pidieron que la apagara, sinó acopla); el locutor habla ahora con un viejo que busca una viuda con fines serios. Andrés deja el teléfono y se va a acostar.