viernes, febrero 16, 2007

Hilda y Dorys

Hilda, escoltada por su incondicional amiga Dorys, se retuerce de placer en ese local de San Clemente. No puede creer que haya encontrado una reposera más barata que la del verano pasado, con lo caro que está todo en la costa este año.

Hilda no está segura de si comprar la reposera blanca con rayas azules o naranjas. "El naranja está de moda, nocierto, Dorys?". Dorys asiente, muda. Los ojos se le llenan de lágrimas. Las pestañas humedas salpican sus gruesas lentes. No soporta la idea de pasar otro verano con Hilda. Ella, como siempre, no se da cuenta de nada.

2 comentarios:

Pablo dijo...

me sientotan identificado .

Lo unico que no lloro .

me la banco como un macho.

!obucn̡ dijo...

Perdón... pero se dice "Ciento una palabras", ¿no?

Lamentaría que no haya sido a propósito.

Saludos.